Director: Ralph Fiennes
País: EEUU
Actores: Ralph Fiennes, Gerard Butler, Vanessa Redgrave, Jessica Chastain, Brian Cox, Eddie Marsan
Año: 2011
Duración: 122’
Crítico: Harkness
Cuando adaptas a Shakespeare al cine puedes encontrarte en una situación de gran ventaja, o todo lo contrario, de absoluta desventaja. En el primer caso, porque para hacer tu película cuentas con el mejor “guionista” posible (o uno de los mejores), mientras que en el segundo caso, necesitas una personalidad de acero para prevalecer como creador frente a los atemporales textos del dramaturgo más aclamado y representado de la historia de la literatura, que sigue atrayendo y cautivando a las nuevas generaciones con el paso del tiempo.
En su primera película como director, Fiennes se atreve con una de sus tragedias, la que gira en torno al general romano Cayus Marcius Coriolanus y su llegada de la guerra coronado de laureles por defender la patria. Lo que le ocurre después no es una sorpresa tratándose de una tragedia, o tal vez sí, pero el caso es que nos encontramos (igual que con Macbeth por ejemplo) ante una obra maestra del teatro y un retrato absolutamente inmortal del ser humano, de sus grandezas y sus miserias, del poder y de la política, tanto es así que siglos después de su época continúa plenamente vigente. La obra maestra de Shakespeare, y no lo digo yo, lo dice el jodido T. S. Eliot y estoy bastante de acuerdo con él.
Así pues, estamos ante una película en la que el texto lo devora todo y se alza por encima de lo demás. El guión ha dejado los diálogos tal cual, y lo que cambia es la ambientación, que transcurre no en la antigua Roma, sino en un mundo moderno “llamado Roma”. El hecho de encontrarnos ante personajes actuales, tecnología, guerra moderna a lo Call of duty etc. pero con personajes hablando como recién salidos de la antigüedad puede parecer chocante en un principio, pero más tarde se revela como un trabajo de inventiva y de adaptación curioso y mesurado para lo que podría haber sido (en mente tengo esa ida de olla que es Titus de Julie Taymor, que a mí personalmente me fascinó pese a su absoluta pretenciosidad, opinión por la que puedo ser fácilmente puesto a caer de un burro). Con el debut de Dustin Hoffman todavía en mente, es fácil constatar cómo los actores metidos a directores optan por un cine donde la importancia reside en la interpretación (de donde ellos vienen), éste es un ejemplo con todas las letras.
La dirección de Fiennes, que ni es Welles ni es Branagh, deja bastante que desear en ciertos momentos, sobre todo en las secuencias bélicas donde encontramos una mareante cámara que no para quieta y un escaso cuidado del encuadre en general, tal vez en un intento por darle intensidad y nervio a la narración. Aún así, es digno de elogio el intento de abordar éste denso texto, de considerable extensión y sin ninguna adaptación anterior (que yo conozca, al menos) por el riesgo que supone. Las interpretaciones, muy gestuales y teatrales, con Fiennes como dueño absoluto de la función, Butler dándole la réplica como el jefe del pueblo volsco Tulo Aufidio, y entre el personal femenino, Vanessa Redgrave como la siniestra madre de Coriolano y Jessica Chastain como su frágil esposa (a ésta mujer últimamente la tenemos hasta en la sopa, por mi genial).
En definitiva, estamos ante la cuestión de siempre cuando se unen cine y teatro, de si el resultado de la mezcla es cine, o es una cosa extraña e híbrida. Una película con un sobresaliente en “argumento” y un aprobado justo en el resto de apartados, que yo encontraría recomendable sobre todo para los amantes de Shakespeare.
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