Autor: Jorge Javier Vázquez
Año de publicación: 2012
Número de páginas: 256
Editorial: Planeta
Crítico: La Perra Verde
Calificación:
Si te has dignado a continuar después de leer el título y más aún, después de leer la ficha para comprobar que "en efecto, es el libro del puto Mermelada", estarás a la espera de ver en que tono voy a tratar el libro. Si el lector me conoce un mínimo, sabrá que yo soy muy de la caspa y lo rancio, osea que no soy de las que va alardeando de no ver telebasura y tenerle un asco tremendo a este señor, por otra parte también me da igual criticar con sorna y mala leche mis fetiches preferidos (la coña está por encima del ego), pues señoras y señores, ni una cosa ni la otra, voy a tratar este libro con toda la neutralidad del mundo, por que la obra lo merece.
En el libro encontramos desgranados a lo largo de 13 capítulos y de forma salteada los traumas de un niño que mostró pluma desde pequeño. Si hoy en día todavía queda mucho rancio pureta que presume de macho alfa y habla de familias tradicionales, imaginaos el ambiente y la hostilidad manifiesta que podía sufrir un crío de clase baja en un barrio del extrarradio en los años 70 con la muerte de Franco todavía en el aire.
Nos habla de la relación con una familia de lo más peculiar y de su llegada a un Madrid que comparado con donde vivía, era como Nueva York.
Antes de seguir con el análisis del libro, quiero hacerte un pequeño análisis a ti, querido lector, para ver si puedo romper la venda que el asco hacia este hombre te pone en los ojos.
Eres una persona que se considera a si mismo medianamente culto y que se llena la boca diciendo que no ve telebasura, que ni siquiera tiene TV en casa, que está muy mal eso de meterse en la vida de los demás como hace esa gentuza, sin embargo no tienes reparos en hablar en tu facebook o twitter sobre las adicciones de Belén Esteban para meterte con ella y atraer a tu corte de palmeros que en vez de palmas te dan numerosos "me gusta" y desearle todo mal posible al marica Jorge Javier, ya que a la gente decente y honrada como tú si le está permitido criticar la vida personal de los demás y usarla en su contra o desearles cosas horribles, como una especie de bula papal, eres lo que yo denomino "un cani ilustrado".
Pues bien, si estás en este perfil, mi recomendación es que te olvides de quien es el autor y pienses que simplemente es un escritor novel que ha hecho un libro de ficción. Sinceramente creo que si lo lees te sorprenderás.
Continuando con el libro, le he puesto 4 de 5 ¿significa eso que el libro es la repolla en verso y que si lo lees al revés haces que resuciten Cervantes, Góngora y Stephen King se presente en tu casa a prepararte leche con galletas? Pues no, significa que dentro del género autobiográfico me ha parecido una lectura muy amena y adictiva, que contra lo que podáis pensar, no está lleno de anécdotas con famosos de las que sacar jugo, que causa diversas emociones y que al acabar te deja muy buen sabor de boca.
Con el libro me he reído, he sentido preocupación, me he sorprendido, me he enfadado y al final me han caído unas lágrimas como kiwis. Me ha entretenido y absorbido como hacía mucho que ningún libro lo hacía, la lectura se hace muy fluida y las páginas se pasan sin darte cuenta.
Aunque pienses que es lo puto peor y que no puede tener ninguna virtud, Jorge Javier es filólogo y se nota en su manera de expresarse.
Leyendo el libro, de repente notas que cambia el léxico y al acabar el primer párrafo ves que el punto de vista subjetivo ha cambiado. El libro está escrito en su mayoría en primera persona, pero en él se reservan varios capítulos para contarnos la historia desde los ojos de su padre y su madre, capítulos que resultan de lo más emotivo y divertido, aunque probablemente todo lo escrito sea más bien conjeturas a las que el propio Jorge llega que por datos extraídos de conversaciones con sus progenitores.
El libro consigue mantener el equilibrio para no ser sensiblero, excesivamente soez (si bien es cierto que no escatima en detalles sórdidos y alguna que otra palabra malsonante) o pese a hablar de si mismo, resultar demasiado narcisista, ya que no duda en hacer autocrítica y reírse de si mismo.
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| Fuiste mía, mía, mía, sólo mía. |
PD: Y decir que me declaro muy fan de "La Mari" (esto lo entenderá quien lea el libro, obviamente).
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