Título: 360 Juego de destinos Título original: 360
Director: Fernando Meirelles
País: Reino Unido
Actores: Anthony Hopkins, Jude Law, Rachel Weisz, Ben Foster, Moritz Bleibtreu, Jamel Debbouze, Marianne Jean-Baptiste
Año: 2011
Duración: 110'
Crítico colaborador: Mary
Calificación:
La vuelta al mundo mediante historias de desamor
Fernando Meirelles vuelve a la carga con un ramillete de historias viajeras. Desde Bratislava a Viena, de allí va a Londres; cruza el charco para llegar a Colorado, regresa haciendo parada en París… el brasileño salta de una ciudad a otra mediante las vidas de hombres y mujeres cuyos código de valores morales está un poco resquebrajado, y aunque en esta sociedad sea tan fácil esconder secretos, por dentro reconcome la conciencia.
Más que una visión de la infidelidad a día de hoy, lo que hace la cinta es poner en tela de juicio la moral sexual del ser humano. Así se van enlazando conversaciones en diversas urbes, siempre hiladas por alguno de los dos integrantes de la anterior charla, que se topa con otra nueva alma en pena, y así hasta llegar al punto inicial.
Esta peculiar vuelta al mundo es un compendio entre el savoir faire del director, un guion firmado por Peter Morgan (El último rey de Escocia, The Queen), y una dirección artística que hace ver las capitales europeas como ciudades bellas pero grises, lugares apagados y sombríos, el entorno más inadecuado para encontrar el amor.
Algunos de estos acercamientos son flojos, apenas ahondan en la esencia. Otros en cambio son grandes instantes que rebosan carga significativa, como el de la joven desengañada por su novio, que en su huida se topa con un agresor sexual en vías de recuperación: dos seres que no debían cruzarse. O la del dentista y la ayudante, que mediante silencios en plana consulta intentan decirse lo que sienten. Historias que no suceden, matrimonios en quiebra, personas ajadas por su pasado, toda una serie de conmovedores pasajes que hacen dudar a cualquiera sobre la existencia del amor.
Anthony Hopkins, Rachel Weisz y Jude Law encabezan el cartel, pero no son los protagonistas, aunque sean los nombres más reconocidos del casting. Este es un trabajo coral de actores, y sus anécdotas tienen el mismo peso interpretativo.
Para describir 360. Juego de Destinos se puede decir que es Love Actually (2003) del revés para que el público observe el lado inverso, que narra el desencanto. Al igual que la película de Richard Curtis, el filme se compone de pequeños relatos unidos por sus personajes, lo que le hace quedar en la línea de títulos basados en cruces de caminos, como Babel (2006) o Magnolia (1999).
Meirelles ofrece una moraleja muy visible, muy al estilo de la que se concluye de este tipo de filmes: aquella que habla sobre la conexión con las personas que se topan con uno a lo largo de la vida, pero en esta ocasión parece que lo conecta al mundo es la infidelidad.
Después de padecer la desilusión durante las casi dos horas, al menos en el final se nos abre una mínima esperanza a poder seguir creyendo en la pasión.
Independientemente a que la producción irradia estilo hollywoodiense, Meirelles ha hecho un trabajo de notable, pese a que ha sido calificado por la crítica mundial con pocas estrellas. Le ha faltado inmiscuirse más: Con un argumento con tantas sensaciones para expresar, en algunas situaciones se pasa de puntillas sin ahondar más en esas mentes atormentadas.
Pero hay otra explicación: este señor ha dirigido piezas que ya son consideradas de culto como Ciudad de Dios (2002) o El jardinero fiel (2005). Es lo que tiene ponerse el listón tal alto, Fernando; que la presente cinta se queda al nivel de A ciegas (2008): Buena película que merece la pena, pero que se queda corta al lado de las otras dos.
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