El camino de vuelta

Título: El camino de vuelta

Título original: The Way, Way Back
Director: Nat Faxon, Jim Rash
País: USA
Actores: Liam James, Steve Carell, Toni Collette, Sam Rockwell, Allison Janney, Annasophia Robb, Maya Rudolph, Rob Corddry, Amanda Peet, Zoe Levin, Jim Rash, Nat Faxon

Año: 2013
Duración: 103'
Critico Colaborador: Mary

Valoración

Veranos para reflexionar

Es difícil ver este trabajo y no acordarse del reciente Las ventajas de ser un marginado. Pero El camino de vuelta deja de lado las aulas y se centra en la época estival, en la que Duncan se va de vacaciones con su madre, su padrastro y su hermanastra.

El film también destila un aire a lo Pequeña Miss Sunshine –es de los mismos estudios-, pero esta familia, que también tiene problemas, como la de la pequeña Olive (Abigail Breslin en “Pequeña”) o la resuelta Juno (Ellen Page).

El joven Liam James hace un Duncan de lo más creíble, pese a que a este tipo de adolescente tímido con los hombros caídos se ha sido visto en más de una ocasión. James se carga a sus espaldas todo el peso emocional, aunque se endereza por fin antes de volver a casa.

Steve Carrel ofrece muestras de su versatilidad y presenta al contrapunto de su personaje en Crazy Stupid Love: su Trent es un hombre egoísta, poco amigable y al que Carrel confecciona tan bien que se le puede ver su vacuidad interna que la tapa metiéndose con los débiles de su alrededor. Una casi irreconocible Toni Collette le da la réplica como su pareja (ahora no son hermanos, como en “Pequeña…”).

El punto de color lo pone Sam Rockwell con su flamante y estrambótico Owen, un encantador outsider de las normas al que se acaba amando aunque se pensase lo contrario dado los embrollos que provoca. Sin duda eclipsa a todo lo que le rodea nada más aparecer en pantalla. Rockwell ilumina cada plano con cada una de sus espontáneas respuestas. Descoloca a Duncan y al público, dejándose querer por ambos a la vez, un contrapunto al antipático Trent. Y Allison Janney, que siempre está maravillosa de secundaria; aquí no iba a ser menos.

La cinta no se centra en los momentos romanticones del chaval, y da a conocer un trasfondo más intenso, el familiar. Lo hace con la fórmula que seguían los títulos mencionados anteriormente, con un guion rebosante de frescura e ingenio que recoge píldoras de soledad, amoríos, incomprensión o dramas familiares con toques humorísticos.

Cierto es que la incomprensión quinceañera se ha recogido de diversas maneras en el séptimo arte, pero esta película vuelve a dejar una sonrisa en la cara y el espectador simpatiza con los personajes, sobre todo con la pareja Rockwell /James, una inusitada pareja antitética con química.

El parque acuático no es sólo un refugio para la diversión, sino un cobijo para no ahogarse de la situación en la que el chico vive, -paradójico que sea un sitio con tanta agua-. Es allí donde Duncan encontrará las fuerzas para seguir adelante y tirarse por el tobogán, un obvio pero precioso símil de la superación.

Por supuesto la narrativa recurre al amor de verano, encarnado por AnnaSophia Robb, un personaje que funciona al igual que su entrañable y bizco hermano pequeño Peter (River Alexander).

Tantas escenas veraniegas nos harán extrañar la época estival ya entrados en otoño. Nos transportará al verano, sin duda, pero no hace falta que sea el anterior: el de hace tres años, siete, quizá diez… Todos aguardamos en nuestra mente unas vacaciones inolvidables, mucho más intensas si éstas acontecieron en nuestra adolescencia. Por eso entendemos tan bien a Duncan, que busca su sitio y a la vuelta a casa, parece haberlo encontrarlo.

Ojalá los títulos grandes no hagan sombra a este trabajo que contiene esa dosis de la tan necesaria ternura que el cine de vez en cuando nos regala.

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Sección: Cine, Colabora, Criticas, Preestrenos