Título: Pasolini
Director: Abel Ferrara
País: Italia
Actores: Willem Dafoe, Ninetto Davoli, Riccardo Scamarcio, Valerio Mastandrea, Adriana Asti, Maria de Medeiros
Año: 2014
Duración: 86'
Crítico: Harkness
Puntuación:
Pier Paolo Pasolini, muerto en 1975. Escritor, poeta, ensayista y cineasta italiano, no sólamente una de las figuras intelectuales más relevantes de su país, sino también una de las personalidades más influyentes de la historia del cine. Uno de esos casos donde no destaca únicamente la obra, sino la personalidad de un autor siempre polémico, transgresor y asociado al escándalo. Muy crítico frente a la sociedad en la cual le tocó vivir, Pasolini fue un creador original, polifacético, dedicado tanto a la literatura (cultivando cualquier género posible) como al séptimo arte; El evangelio según Jesucristo, Teorema, la llamada “trilogía de la vida” (formada por adaptaciones, bajo su particular punto de vista, de Las mil y una noches, Los cuentos de Canterbury y El decamerón)... son algunas de sus películas. Pero se le recuerda mayoritariamente por Saló o los 120 días de Sodoma, adaptación del Marqués de Sade, película maldita, odiada y aún censurada en muchos países, que destaca por sus escenas de violencia extrema y perversiones sexuales de todo tipo, capaces de herir incluso la sensibilidad de los espectadores de hoy en día. Comunista, ateo y homosexual, a Pasolini no le faltaban enemigos, y fue misteriosamente asesinado en una playa de Ostia, en unas circunstancias todavía hoy poco claras.
Abel Ferrara es otro de esos directores incómodos, polémicos (al menos lo era en su día) y conociéndole, es normal vislumbrar la influencia del italiano detrás de sus propias películas, pese a que el componente más sórdido, sucio, etc. de su cine parece haberse atenuado con los años. Pasolini es un biopic donde se nos narran las últimas horas en la vida del malogrado Pier Paolo, quien viene encarnado nada menos que por un Willem Dafoe cuyo parecido físico resulta asombroso.
La película viene a ser una semblanza de la personalidad y de la obra del italiano, una especie de homenaje a su figura de creador heterodoxo por parte de Ferrara, quien a buen seguro se siente identificado con él (no en vano ambos tienen una preocupación importante por el tema de la fe religiosa, eso sí, desde un prisma sufriente, conflictivo, muy sui-géneris, en definitiva). No es una película que le describa con pelos y señales, y quien no conozca a Pasolini va a sentirse un tanto desubicado. En realidad, se trata de una serie de apuntes dispersos, incluso carentes de una lógica totalmente narrativa, donde le vemos proyectar sus ideas sobre el arte, la sociedad, el escándalo... por momentos de una manera algo empalagosa, recreándose en tópicos del arte italiano y en una banda donde suena Bach constantemente. Igualmente, unos cuantos proyectos inconclusos de este hombre cobran vida gracias a Ferrara, que recrea algunas de estas historias extrañamente surrealistas y poéticas, surgidas de una imaginación singular; un miembro de la alta burguesía escucha una historia sobre un avión que se estrella en medio del desierto, de la misma manera que un hombrecillo llamado Fortunato emprende un viaje en busca del nuevo mesías, viviendo mil aventuras eróticas que le lleva hasta los confines del cosmos...
Ferrara parece optar por la versión más sensacionalista posible de la muerte de Pasolini, una decisión tirando a aventurada, ya que no se conocen todos los datos sobre el asunto. Por lo demás, y para terminar, estamos ante una película sumamente convencional, interesante sobre todo para los fans del biografiado, pero que tampoco aporta grandes alicientes y cuyo visionado no deja ni frío ni calor.