Título alternativo: The evil that men do
Director: Ramón Térmens
Actores: Daniel Faraldo, Andrew Tarbet, Sergio Peris-Mencheta, Priscilla Delgado, José Sefami, Nikol Kollars, Marco Tulio Luna, Marco Román, Israel Zuñiga, Raul Espinosa, Pau Castro, Sara Barajas
Año: 2015
Duración: 94'
Crítico colaborador: Horacio Applegate
Duración: 94'
Crítico colaborador: Horacio Applegate
Valoración:
Con un título de resonancias tan shakesperianas, el director catalán Ramón Térmens traslada a la gran pantalla una poliédrica historia donde casi nada resulta ser lo que las apariencias indican, comenzando por el propio proceso creativo e industrial de la película. ¿Por qué digo esto? Pues porque un reducido elenco donde conviven intérpretes de hasta cuatro nacionalidades invita a pensar que nos hallamos ante una coproducción, cuando el producto es netamente nacional. O porque la película, atmosférica como pocas, nos proyecta a lejanas localizaciones tex-mex, cuando el grueso del rodaje se realizó en una nave de las afueras de Barcelona. Pero, principalmente, como en todos los buenos thrillers psicológicos (y este lo es), porque la trama te lleva a extraer erróneas conclusiones que el devenir fílmico acabará echando por tierra.
El mal que hacen los hombres es descarnada, dura, seca, un pelín escabrosa y a ratos tramposilla, pero se mueve bien en esa sutil frontera que separa el sugerir del mostrar. La historia es sencilla: Santiago y Benny son dos sicarios a sueldo del gran capo Lucho, uno de los narcos que lucha por el control de la zona. Mientras Santiago se ocupa de los aspectos logísticos y de intendencia de trazo más grueso, Benny se encarga de la resolución médica y el trabajo fino (permítaseme la licencia eufemística), acostumbrados a esperar instrucciones, ejecutarlas (literalmente) y retornar a su habitual modorra en el almacén cárnico que utilizan como tapadera. Pero un mal día, de la mano de un ambiguo correo humano, recibirán un paquete más inusual que de costumbre, lo que les hará plantearse moralmente cuestiones que nunca habían ponderado, elevando la tensión hasta límites insoportables en un nuevo y desconocido escenario donde han perdido el monopolio del control.
Son muchas las virtudes de El mal que hacen los hombres, comenzando por un metraje ajustado a las necesidades de la historia a contar, sin caer en la tentación de estirarlo artificialmente. Su ambientación y atrezzo minimalista permite que nos centremos en el desarrollo psicológico de los personajes, con perfiles esmeradamente trabajados. Además, la banda sonora de La Malinche se imbrica perfectamente en la historia y su evolución. Mención aparte merece el trabajo actoral, solvente por parte de todo el elenco, pero con tres miembros que brillan con luz propia: la joven Priscilla Delgado encarnando a la rehén que desata el conflicto, Sergio Peris-Mencheta como misterioso elemento intrusivo (en el que probablemente sea el mejor papel de su carrera) y un portentoso Daniel Faraldo (a su vez guionista y productor) que se come la cámara en cada plano y capta la atención del espectador desde el minuto uno.
En algunos (escasos) pasajes del tramo final la película amenaza con deslizarse por el siempre peligroso tobogán del efectismo, logrando mantener el equilibrio suficiente para evitar un indeseado e injusto mal sabor de boca en una propuesta gozosamente inusual a la que deseamos una próspera carrera comercial que haga justicia a un proyecto arriesgado que se aventura en territorios no demasiado explorados por nuestro cine, huyendo de la habitual zona de confort temática y estilística a la que estamos acostumbrados. Semejante empeño bien lo merece.
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