Titulo: Esa sensación
Director: Juan Cavestany, Julián Génisson, Pablo Hernando
País: España
Actores: Lorena Iglesias, Vito Sanz, Jorge Suquet, Miquel Insua, David Pareja, Pietro Olivera, Bárbara Santa Cruz, Juanan Lumbreras, José Luis Alcobendas, Carmela Lloret
Año: 2015
Crítico: Harkness
Puntuación:
Esa sensación es el proyecto conjunto de tres cineastas españoles que han destacado en los últimos años por sus propuestas heterodoxas y a contracorriente, que algunos encuadran dentro de cierta tendencia entre los creadores audiovisuales que se ha venido a llamar “post-humor”, fundamentalmente entre un público más bien hipsteroso y madrileño. El significado de esta etiqueta no está muy claro, pero que en general se caracteriza por un sentido de la comedia disparatado y absurdo, capaz de general desconcierto y descoloque en el espectador.
Juan Cavestany es el autor de Dispongo de barcos, Gente en sitios y El señor, entre otras, un director que comenzó haciendo un cine muy convencional, narrativo (El asombroso mundo de Borjamari y Pocholo) y con clara vocación “mainstream”, pero que se ha volcado últimamente en un cine de escasos medios y nula (por desgracia) distribución, donde el argumento ha ido desvaneciéndose cada vez más hasta llegar a plasmar un mundo raro, ilógico, pero extrañamente familiar, donde el espectador queda perdido para reencontrarse, tal vez, con sus angustias y preocupaciones más íntimas. Para reencontrarse consigo mismo frente a un espejo deformante.
Julián Genisson es uno de los autores de la no menos desconcertante La tumba de Bruce Lee y miembro del colectivo Canódromo Abandonado, que lleva estas características que venimos comentando del post-humor más lejos que ningún otro. Y finalmente, Pablo Hernando es otro cineasta joven y que tiene ya unas cuantas películas y cortometrajes en su haber, como Berserker, Cabás y Agustín del futuro, del cual no tengo el gusto de conocer ninguna.
Hemos hablado más de Cavestany que de sus dos secuaces, sin embargo, la película que nos ocupa es tan obra de uno como de los otros. Son tres las historias que componen la película, sin llegar a unirse en ningún momento, no se trata de capítulos independientes, sin embargo, sino que están concebidas con la voluntad de tener algún tipo de nexo común. La gracia del asunto es que cada uno de los directores escribió por su cuenta una historia y la rodó, para finalmente hacer la película entera entre todos mediante el montaje. Proyecto singular y arriesgado, pues, sorprende que cada uno de ellos comparta, de alguna manera, una estética (a veces un poco más feísta, por momentos más elaborada) y unas ideas comunes, pues el resultado final es muy homogéneo y nadie diría que ha sido realizado por tres personas distintas.
No quiero contar mucho de la película, pues perdería gran parte de la gracia si lo hiciera (no por cuestión de spoilers, más bien porque es mejor enfrentarse a ella virgen, por decirlo de alguna manera, y dispuesto a encontrarse con cualquier cosa). Únicamente, y para quien quiera saberlo, diré de qué tratan las historias: una mujer solitaria emprende romances apasionados con el paisaje urbano, un virus que obliga a la gente a decir cosas que no vienen a cuento de nada va contagiándose de unos a otros, y por si fuera poco, un hombre es espiado por su hijo debido a una extraña conducta relacionada con ir a misa.
Sin más, os dejo una pequeña entrevista rápida con los directores (me limito a reproducir aproximadamente sus respuestas):
Somier: Pregunta que va sobre todo dirigida a Juan (Cavestany) ¿Tus películas parten de un intento deliberado de provocación, o simplemente te sale así?
J. Cavestany: Pues la verdad es que no tengo ninguna intención deliberada de provocar al espectador, no sé por qué me preguntas eso...
Somier: Hombre, hay que reconocer que no son películas para nada convencionales, que lo más normal es que el espectador se sorprenda, incluso que pegue un salto en el asiento
J. Cavestany: Puede ser... sin embargo, mis películas no tienen ese intento de provocación, no lo veo, o tal vez puede que sí, puede que no, no veo incompatible una cosa con la otra, en cualquier caso así es como me salen a mí
Somier: ¿Cuál ha sido el proceso creativo?
J. Cavestany: La película la hemos realizado de manera independiente cada uno, ha sido al final, a la hora del montaje, cuando hemos juntado lo que teníamos y le hemos dado forma a la película tal y como la has visto ahora, partiendo de unas situaciones de guión ideadas por nosotros mismos
Somier: Querría saber vuestra opinión, más que nada por curiosidad, sobre algo que suele verse mucho por internet. Cuando se comenta una película poco convencional y que se sale un mínimo de lo que cualquier espera, de planteamiento, nudo y desenlace, siempre sale a relucir el mismo adjetivo, “lynchiana” ¿Creéis que referirse a David Lynch como sinónimo de raro, onírico, etc. ha acabado por convertirse en un tópico más?
J. Genisson: Sin duda, yo creo que hay varios cineastas muy referenciales que todo el mundo tiene en mente, que han sido muy influyentes, de ahí que todo tienda a ser comparado con el trabajo de ellos. Es como cuando alguien hace una película de estética cercana al cómic, al cine de serie B, etc. y se le pone la etiqueta de tarantiniano.
P. Hernando: ¡Como si fuera tan fácil imitar a David Lynch!
J. Cavestany: Eso digo yo, David Lynch es alguien que nos gusta a todos, todos admiramos sus películas, sin embargo, no tiene por qué hacer una referencia directa... además, ese halo de raro que tiene, seguro que mucho de lo que hay en sus atmósfera contiene algo de humor y de ligereza
Somier: ¿Vosotros pensáis que el cine actual ha perdido peso en favor de otros formatos de ficción, como por ejemplo, la series de televisión? ¿Sería posible que ahora mismo una película tuviera tanta influencia en la vida cotidiana como, por ejemplo, Rebeca, que allá por los años 40 logró darle nombre a una prenda de vestir?
J. Genisson: Yo creo que es un hecho. De todas formas, quién sabe, es posible que se logre un éxito tal que también consiga pasar a nombrar una prenda de vestir. Mira por ejemplo el éxito de Ocho apellidos vascos.
P. Hernando: Pues yo creo que, efectivamente, el cine ahora mismo está pasado de moda
Somier: Por otra parte ¿Creéis que el cine ha sido, de algún modo, “invadido” por otros medios audiovisuales?
J. Genisson: De eso no hay duda, youtube [Nos comenta aquí algo sobre un proyecto audiovisual de youtube sobre un conductor de autobús que va todo loco, mientras están todos los pasajeros acojonados]
Somier: Una última pregunta ¿Cuál es la importancia que le concedéis a la técnica cinematográfica?
J. Cavestany: He intentado concederle una importancia mayor, más o menos como hacía en mis primeras películas, y al contrario que en las últimas
Somier: Que tenían una estética más amateur
J. Cavestany: Sí, pero aquí he querido darle más empaque, lo que no sé es si lo habré conseguido
Somier: Yo noto una homogeneidad mucho mayor en la estética de la película, si la intención era que cada segmento pareciese de un sólo director, en general lo veo logrado. En cualquier caso, gracias a los tres por la entrevista y enhorabuena, sin duda habéis logrado transmitir “esa sensación”.
(Imagen tomada del festival "D'a" de Barcelona)
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