Título: Aliados
Título original: Allied
Dirección: Robert Zemeckis
País: USA
Actores: Brad Pitt, Marion Cotillard, Lizzy Caplan, Matthew Goode, Jared Harris, Jason Matthewson, Angelique Joan, Sally Messham, Iain Batchelor, Miroslav Zaruba, Raphael Acloque, Angus Kennedy, David Bonneville, Tiar Lounis
Año: 2016
Duración: 124'
Crítico colaborador: Tita Cortés
Valoración:
Si hay algo
de lo que puede presumir esta película es de parejaza
cinematográfica. Y no, no hablo de Marion Cotillard y Brad Pitt,
cuya aventura o no aventura o lo que fuera o dejase de ser me es
indiferente. Hablo de Robert Zemeckis y Alan Silvestri. Porque si
alguna vez te has emocionado con la entrañable banda sonora de
Forrest Gump y la forma de contar la historia de Zemeckis - o con
cualquiera de sus películas juntos-: debes ver Aliados.
Robert
Zemeckis tiene una forma de hacer las cosas que yo qué sé que qué
se yo. A priori puede parecer que como está ambientada en los años
cuarenta, la elegancia viene servida. Pero muchas películas se han
visto que se asientan en el mismo período y pocas gozan de una
estética tan limpia y elegante. Es un placer visual. Camisón por
aquí, traje por allí, ametralladora Sten por acá. Deliciosa.
Nada emana
soporífero calor africano como una buena duna desértica, una
carretera inacabable y Brad Pitt sudando a mares. Una que sabe que en
África el sol pega como en ningún otro sitio: se lo ha creído.
Eso, y todo lo demás. Porque Zemeckis sabe. Sabe dónde poner, y
dónde quitar. Y si ya tiene a uno de nuestros rebeldes aliados
favoritos de protagonista, por qué no traer de vuelta directamente
de Malditos Bastardos también a uno de nuestros nazis favoritos –
el cual en esta ocasión ha podido conservar sus partes nobles, y
hasta ahí puedo leer-.
La pregunta
que me asola es si no sobraba calma hacia el nudo de la historia. Y
me refiero a calma calma. No calma tensa. Calma tensa hay al
principio, y a raudales; que lleguen ya las 8:35, ¡por favor! Pero
cuando lo que sabes que tiene que pasar ha pasado y esperas
pacientemente a que llegue el plot twist,
el final feliz se alarga tanto que no sabes si sigues en la mitad de
la película o se ha acabado ahí el rollo y nadie te ha avisado. ¿O
no?
¿Ha
desmedido el tiempo Zemeckis? ¿O era esa exactamente la intención?
Es muy sencillo sentarse a observar con detenimiento las encantadoras
sonrisas y las miradas cautivadoras. Así es fácil ser espía. Lo
difícil es estar en el terreno. Y aunque con mucha elegancia, y sin
rasgarse la seda con las ametralladoras, lo dejan muy claro los
intérpretes. Una Marion
Cotillard muy en su salsa, que derrocha encanto y sensualidad, se
alía con un Brad Pitt, que aunque ya no puede disimular los añitos
que tiene, luce en gran manera la elegancia que propician los
uniformes militares y los trajes de los años cuarenta. Si bien a
ratos parece más perdido que un pulpo en un garaje: supongo que yo
también me aturdiría en presencia de Marion Cotillard. Aquí todos
somos Brad Pitt.
Seducciones
a parte hay un detalle que es muy de agradecer, y es que contra todo
pronóstico, esta película ambientada en lo que venimos a llamar los
años de Maricastaña, no solo supera el Test Bechdel: además tiene
también una pareja queer. Porque no hay nada que les guste más a
los contrarios a la representación que decir cosas como: “es que
eran otros años, entonces la mujer no tenía tantos derechos”. O
“por aquel entonces las parejas homosexuales no estaban de moda”.
Aliados tiene cabida para mujeres, mujeres espía, mujeres
tradicionales, mujeres de uniforme, y mujeres que salen con mujeres.
Así que gracias, Robert Zemeckis, por no escaquearte y por darnos en
pantalla un hueco que nos merecemos como cualquier Brad Pitt.
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