Director: Pepón Montero
País: EspañaActores: Arturo Valls, Natalia de Molina, Neus Asensi, Manolo Solo, Teresa Gimpera, Emma Caballero, Raúl Cimas, Àlex Batllori.
Año: 2016
Duración: 97'
Crítico colaborador: Horacio Applegate
Puntuación:
La comedia española vuelve a
estar de moda y, aunque con resultados desiguales, la taquilla parece avalar
esta corriente. A este viento favorable se suma ahora la opera prima de Pepón
Montero, que opta por partir de un suceso más o menos circunstancial, como es
el derrumbe de un túnel que deja atrapado a un heterogéneo grupo de personas
obligadas a colaborar para sobrevivir mientras son rescatados. Pero el director
prefiere centrarse en la vuelta a la normalidad tras el acontecimiento, utilizando
como recurso cómico las antagónicas personalidades de los protagonistas, que
tratan de superar el shock manteniéndose unidos a través de constantes comidas,
cenas y encuentros con la más nimia excusa. Dos policías totalmente
contrapuestos (con veleidades heroicas uno y cobarde el otro), un matrimonio de
ancianos al que su hija y yerno pretenden ingresar en una residencia, otro
matrimonio adinerado con hija adolescente y sin apenas comunicación entre sí,
un joven delincuente al que los policías llevaban detenido, un inmigrante que
trabaja como repartidor en su furgoneta, una pareja gay renuente a salir del
armario, una joven aspirante a escritora a punto de tirar la toalla y, por
supuesto, un comercial locuaz e insensible que disimula sus frustraciones
vitales con un carácter expansivo en permanente huida hacia adelante conforman
el grupo. Sobre este último personaje, interpretado por Arturo Valls, recae el
mayor peso de la historia y sirve como hilo conductor del endeble entramado que
mantiene unido a tan variopinta fauna humana.
Nos hallamos, indudablemente,
ante una comedia, pero no exenta de ciertos ribetes dramáticos, en ocasiones
rayanos en lo grotesco, que tratan de dotar a la película de cierto afán
trascendente que se nos antoja innecesario. Entre los aciertos de la propuesta,
la gozosa recuperación en roles menores de actores tan gratos como Jesús
Guzmán, Teresa Gimpera o Marta Fernández Muro, alguna que otra situación
hilarante o gag afortunado y las canciones de Los Pecos acompañando la función.
Pero hay también flaquezas notorias, como una evidente deuda con el medio
televisivo del que proceden buena parte de los actores y el propio director; la
confortabilidad interpretativa en que se sitúan algunos de los protagonistas, a
riesgo de caer en el encasillamiento (más convincente Arturo Valls que Raúl
Cimas); o la dudosa oportunidad de estirar la anécdota argumental a un metraje
que acaba por resultar excesivo.
Balance global, por tanto,
desigual para una película que logra a ratos su objetivo de arrancarnos una
sonrisa (y alguna carcajada), pero fracasa cuando aborda reflexiones existenciales o dramáticas, que, justo es
reconocerlo, solo pespuntean tangencialmente el desarrollo fílmico sin
constituirse nunca en la pretensión central del mismo.