Título: La función que sale mal
Duración: 100 minutos (sin intermedio)
Fecha de representación: del 16 de diciembre al 30 de enero de 2022
Lugar: Teatro Olympia (Valencia)
Precio: desde 20€ + GDG
Crítico: La Perra Verde
El jueves el Somier tuvo la oportunidad de ver en el teatro Olympia de Valencia la maravillosa obra de teatro "La función que sale mal". Íbamos con bastantes expectativas, ya que hace poco vimos una adaptación británica a TV (The goes wrong show, 2019) en Amazon, siendo aquel formato el de pequeñas obras de unos 30 minutos cada una.
La adaptación que nos ocupa, de duración habitual (hora y cuarenta minutos sin intermedio) es la primigenia, tiene como título original "The play that goes wrong" (2012) y fue premiada en 2015 con el premio Lawrence Olivier.
En esta ocasión basaré toda mi crítica en los aspectos técnicos, ya que cualquier cosa que diga podría estropear los descacharrantes, desopilantes y desternillantes gags (festival del sinónimo).
La producción es un reloj suizo, una obra de ingeniería donde cada engranaje encaja a la perfección (bajo serio riesgo de lesión en caso contrario). Todo está medido al milímetro para que sea "perfectamente" desastroso.
Primero nos recibe el escenario ya con el telón abierto, en el que veremos un decorado fijo con elementos móviles y "altamente versátiles". Los actores hacen una previa actuando ya entre el público antes de empezar para ir creando el ambiente, y hasta un afortunado (o no, depende de tu timidez) será subido a las tablas en esos momentos anteriores para hacer un gag ¿serás tú el elegido?
Y una vez empezada la obra, empiezan las dificultades para los aguerridos intérpretes. A parte de lo complicado de estar actuando mientras los otros actores gritan, se caen (a tu alrededor o encima de ti) y destrozan el escenario, la obra les obliga a usar un maniqueísmo extremo, y deben pasarse todo el rato declamando con una gran pasión y sobreactuación, manteniéndose constantemente muy arriba en el tono usado, cosa que debe resultar francamente agotadora.
Toda esta complejidad es llevaba con una gran fluidez, de manera que el espectador en ningún momento de la frenética representación nota el esfuerzo realizado o ve un parón en el dinamismo. Simplemente, el espectador se dedica a reír hasta que le duele la mandíbula y le asoman las lágrimas por el rabillo del ojo.
Personalmente hacía mucho que no me reía tan a gusto, probablemente desde que vi la adaptación antes mencionada. De hecho, más mérito aún ha tenido la versión teatral, ya que es más larga (dura más que 3 capítulos televisivos, tanto gag podría llegar a resultar abrumador o repetitivo) y además yo ya sabía qué iba a ver en mayor o menor medida. Así que, aun con estos 2 factores en contra, la producción me ha parecido igual de divertida que la ya vista, y los gags, pese a todo, sorprendentes y terriblemente creativos.
Una obra que puede gustar a toda la familia (ideal para estas Navidades) y que con toda probabilidad te hará reír a carcajada limpia. De hecho, me reí tanto y tuve que estar tan pendiente de todo lo que pasaba a lo ancho y alto del escenario (y fuera de él a la vez), que salí hasta cansada (truco de regalo: intentad no comprar butacas muy laterales y menos de palco, porque hay muchos gags que os perderéis por completo).
En definitiva, una gozada sin medias tintas.
2º señor Héctor Carballo ¿es usted El Destino de los anuncios de la Primitiva? ¿es lo? es que lo quería comprobar pero no he encontrado nada en su currículum ni en la ficha técnica del anuncio más que una leve referencia en un vídeo ¿debería borrar esto? ¿Es mi agente de la CIA al que estoy oyendo tocar la puerta?
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